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miércoles, 28 de octubre de 2015


¿ SUPERCIVILIZACIONES ?
¿Dónde estan?


El silencio cósmico hecha abajo uno de los grandes mitos del SETI y también de la literatura fantástica: las supercivilizaciones.

En las novelas y películas de ciencia ficción las supercivilizaciones son aquellas civilizaciones que han alcanzado un altísimo desarrollo tecnológico y han extendido su dominio a otras estrellas. Sería el equivalente a lo que fue en su tiempo el imperio romano, un imperio que extendió su civilización y su poder militar por amplios territorios ocupados por barbaros.
La idea de supercivilización siempre ha estado unida al mito ovni. En realidad el SETI es la versión " científica" de este mito.Si alguna vez nuestro planeta es visitado por extraterrestes seguro que pertenecen a una civilización mucho mas avanzada que la nuestra. El simple hecho de poder cruzar las distancias interestelares ( años-luz ) ya pone de manifiesto su nivel tecnológico.
A partir de mediados del siglo XX se extendió por el mundo la paranoia ovni.
Todo indica que el fenómeno ovni se ha desarrollado como un mito perfectamente adaptado a la segunda mitad del siglo XX. Antes aparecían las hadas, los gnomos...,.ahora, cuando gozamos de una civilización tecnológica, aparecen unos ingenios en el cielo que dejan nuestros conocimientos en ridículo.
El mito extraterrestre está tan enraizado en nuestra sociedad que la mayoría de las personas creen en los ovnis (UFO) o, al menos, en la existencia de otras civilizaciones en otras estrellas.
A ello han contribuido multitud de charlatanes, revistas pseudocientíficas, malos programas de TV y, por supuesto, el cine.
Los fraudes descubiertos demuestran hasta la saciedad la falsedad del mito, los ufólogos se empecinaran por ese 1% de casos todavía no explicados. Esa es la raíz de su delirio pseudocientífico.


En los años 60 el astrónomo ruso Kardashev sugirió que el uso de la energía sería un indicador para distinguir el nivel de una civilización. Estableció tres niveles. En el primer nivel estarían las civilizaciones cuyo consumo de energía es del orden de 10e16 watios, como la nuestra.
En el segundo nivel estarían aquellas que consumen una potencia semejante a la emitida por la estrella ,10e26w. Y en el tercer nivel aquellas que alcanzan un consumo equivalente al de toda la galaxia, de 10e37w.
Como toda actividad produce calor, el astrónomo Dyson propuso la búsqueda de emisiones ¨anormales¨ de radiación infrarroja que producirían biosferas artificiales ( grandes estructuras) alrededor de la estrella. Dyson pensó que una supercivilización precisaría gran cantidad de energía y por lo tanto intentaría aprovechar toda la que emitiese su estrella.
Se han propuesto métodos muy ingeniosos para detectar supercivilizaciones al margen de la radio. Por ejemplo una supercivilización podría alterar el espectro de la estrella espolvoreando millones de toneladas de algún residuo radiactivo de corta vida. Podrían también provocar fuertes emisiones de rayos X aquellas civilizaciones que, estando cerca de una estrella de neutrones, lanzaran hacia ella asteroides. Los efectos relativistas producidos durante la caída servirían para emitir señales a toda la galaxia.
Otro método para descubrir supercivilizaciones sería por la estela emisiones de rayos x que dejaría un cohete de propulsión materia-antimateria. Los viajes interestelares no serían viables si no se consiguen velocidades "adecuadas" . Según nuestros conocimientos ( teóricos ) la reacción de materia con antimateria permitiría aproximarnos a velocidades casi lumínicas. Se ha calculado que el telescopio Hubble podría detectar estas estelas de radiación hasta una distancia de 300 años-luz ( un volumen con 100.000 estrellas).
En 1980 los astrónomos F. Valdes y R. Freitas estudiaron los puntos de Lagrange del sistema Tierra-Luna en busca de artefactos dejados por alguna civilización. Se trata de puntos que se encuentran en equilibrio gravitatorio y por lo tanto aseguran órbitas muy estables durante largo tiempo. Por supuesto tampoco encontraron nada.
Según cálculos optimistas una civilización como la nuestra podría llegar a establecer bases en otros planetas en tres o cuatro siglos a contar desde el comienzo de la exploración espacial. Suponiendo que las naves alcanzaran una velocidad de crucero de un 10% de la velocidad de la luz, se podría conquistar los planetas habitables en un radio de 100 años-luz ( 1000 estrellas tipo solar ) en 4.000 años. Si cada nuevo mundo participara a su vez en nuevas exploraciones se conseguiría una expansión exponencial y se conquistaría toda la galaxia en unos 4 millones de años.
Nuestra galaxia existe desde hace unos 10.000 millones de años. Una civilización que hubiese aparecido, por ejemplo hace 1000 millones de años, habría tenido tiempo mas que suficiente para extenderse por toda la galaxia.
Hasta el momento no se han encontrado ni esferas Dyson, ni artefactos extraterrestres, ni otros indicios de astroingeniería. Si estas supercivilizaciones existiesen ya habríamos tenido conocimiento de ello, probablemente nos habrían colonizado.Nuestro planeta es un oasis muy precioso, tiene abundancia d elementos pesados, y no pasaría inadvertido para los exploradores cósmicos.
El silencio cósmico lleva a plantear la conjetura de que, en el supuesto de que existan otras civilizaciones mas antiguas que la nuestra, estas no se han convertido en supercivilizaciones.

Podemos apuntar tres hipótesis por las que ninguna civilización de la galaxia ha llegado a este nivel:
1- Que ninguna tenga la antigüedad suficiente, es decir, que todas sean jóvenes.

2- Que las civilizaciones inteligentes terminen todas mal. ¿Autodestrucción? ¿ Colapso energético ? ¿Desastre ecológico? ¿Impacto de meteorito? ¿Degeneración de la especie? ...

3- Que el progreso científico-técnico tenga un límite y por lo tanto no sean posibles avances mucho mas allá de lo que nosotros tenemos ahora. Entre otras cosas, que los viajes espaciales entre estrellas sean inviables.

La primera conjetura resulta poco convincente teniendo en cuenta que la galaxia existe desde hace muchos miles de millones de años y que las estrellas que la forman se han formado en diferentes momentos.
La segunda conjetura es una visión muy antropomórfica, reflejo de la angustiosa situación por la que pasa nuestro mundo, con sus problemas políticos, económicos, etc.
En los años de la "guerra fría" estuvo de moda la idea de que las civilizaciones inteligentes son por naturaleza inestables y terminan autodestruyendose.
Las especies animales en nuestro mundo suelen vivir entre 2 y 4 millones de años.
La extinción de las especies es un fenómeno que afecta implacablemente a todas. Una especie inteligente, aunque esta sometida a las mismas leyes de la biología, tiene la posibilidad de burlar este destino o por lo menos retardarlo gracias a la tecnología: manipulación genética, control del ecosistema, etc.
Es absurdo pensar que a todas las civilizaciones, que habitan mundos diferentes y por lo tanto con historias diferentes, el destino les depare el mismo final.

La tercera hipótesis es, en mi opinión, la mas interesante de analizar.



Los límites del progreso.

Si nuestra civilización continuase progresando en ciencia y tecnología al ritmo que lo ha hecho en los pasados tres siglos llegaríamos en los próximos tres siglos a dominar los viajes por la galaxia.
Dado que no hemos recibido ni visitas ni señales de otras inteligencias podemos suponer que o no existen o ,si existen, no tienen un desarrollo muy superior al nuestro. Tal vez el progreso tenga unos limites.

En opinión de algunos escritores existen indicios para pensar que hemos llegado, o estamos muy cerca, de alcanzar techo en el desarrollo científico y tecnológico. Como bien dice el profesor F.J. Ynduráin no hay manera mas entretenida de hacerse una idea del estancamiento tecnológico que comparar las predicciones de los maestros de la ciencia ficción con la realidad de ahora.

Las predicciones tecnológicas de Julio Verne y otros autores hasta principios del siglo XX se vieron cumplidas e incluso superadas. Sin embargo las predicciones hechas a partir de los años 50 han resultado fallidas, a veces absurdas y otras veces excesivamente optimistas. La mayoría de los avances tecnológicos pronosticados a finales de los 60 y principios de los 70 no solamente no se han cumplido sino que parecen hoy mucho mas remotos. Un claro ejemplo es la exploración espacial.
A principios de los años 70 se pronosticaba que antes de terminar el siglo XX el hombre llegaría a Marte y habitaría de forma permanente la Luna. En estos momentos ( año 2002 ) todavía no hay fecha para la primera misión tripulada a Marte y a la Luna no se ha vuelto desde 1972
La fusión nuclear es otro ejemplo de fiasco científico. Con el ensayo de la primera explosión de la Bomba H, en 1952, se alcanzó otro gran reto de la ciencia. A partir de entonces se empezó a divulgar los enormes beneficios que podría aportar la fusión controlada de los átomos (los beneficios militares estaban ya claros). Se decía que la energía de fusión sería una energía limpia, prácticamente inagotable y barata. Con esta fuente de energía se solucionarían todos los problemas del consumo energético en un futuro próximo.
En 1972 un destacado científico de la Universidad de Princeton, Harold P. Furth, pronosticaba que la demostración de la factibilidad de la fusión controlada llegaría a finales de esa década y su aplicación comercial a finales de los 90. Desde entonces hay una comunidad de varios miles de científicos trabajando en diferentes proyectos de fusión con una gasto anual de 1000 millones de dólares. Tras un cuarto de siglo hemos visto que todas las previsiones se han venido abajo.
En 1978 William E. Parkins, de la sociedad Rockwell, escribió en la revista science que la fusión nuclear como fuente de energía comercial sería siempre un mito. Este autor se reafirmó recientemente en otro articulo publicado en la revista Physics Today en marzo de 1997.Los problemas de ingeniería son insuperables. Despues de 40 años de continuos esfuerzos ningún reactor ha alcanzado su punto de equilibrio.
Otras importantes predicciones que también han fracasado son la revolución verde y el mito del fecundo océano que acabarían con el hambre en el mundo.

Resulta curioso ver como el avance de las ciencias se ha relentizado a pesar de que ahora hay mas investigadores que nunca. Salvo Internet no hay nada nuevo que no existiera hace 25 años.
Según calculos del historiador J.D. Bernal a finales del siglo XIX había unos 15000 científicos dedicados a la investigación en todo el mundo. En los años 60 eran 1 millón y a finales del siglo XX son 3 millones. La producción científica ha finales del siglo XX no parece estar en proporción con la gran cantidad de personas dedicadas. La conclusión es que crece mas rápidamente el numero de científicos mediocres que el de científicos creativos y geniales. Dicho en otros términos, a medida que crece la población científica disminuye su potencial creativo. 
Vivimos en una sociedad que crece en cantidad pero no en calidad.
Se ha dicho que el coste de la ciencia crece al cuadrado respecto al numero de científicos ( en general) y estos crecen al cuadrado respecto a los científicos geniales.

Como sucede en todos los fenómenos de crecimiento exponencial llega un momento en que se alcanza el máximo y luego comienza la curva descendente o en el mejor de los casos se sostiene.
Según algunos cálculos el desarrollo científico alcanzará su máximo a comienzos del siglo XXI. La tendencia indica que hemos llegado a una situación de rendimientos decrecientes. Quiere esto decir que hacen falta inversiones cada vez mayores para obtener resultados cada vez menores.
Una ciencia cada vez mas cara y con unos recursos limitados por la mayor demanda en gastos sociales tiene pocas posibilidades de seguir creciendo.
¿Nuestro futuro es la decadencia?



¿Por qué los imperios decaen y desaparecen?

La decadencia de las civilizaciones ( o imperios) ha sido un tema que ha preocupado a historiadores y filósofos de todos los tiempos. Sabemos que la desaparición de imperios por causas catastróficas ha sido muy rara en la historia. Las causas han sido mas bien de orden económico, social y tecnológico.
De un modo instintivo los seres humanos buscan un mayor consumo, creandose así nuevas necesidades tan pronto como las viejas necesidades han sido satisfechas. Esta actitud no puede durar indefinidamente puesto que si bien las necesidades son infinitas los recursos son limitados. Al final surgen las crisis y los conflictos sociales.
La historia no ofrece ningún ejemplo de imperio indestructible y sin embargo todos los imperios han creído (o creen) que lo que les sucedió a los anteriores no va a sucederles a ellos.
Un buen ejemplo es el Imperio Romano que tras brillar durante 1000 años sucumbió no por el ataque de otras potencias ( que no existían) sino por un proceso interno de decadencia económica.

Una de las causas que mas han influido en la decadencia de los imperios ha sido la falta de innovación ante los nuevos tiempos. Las innovaciones son para la sociedad lo que las mutuaciones son para la biología. El éxito genera vanidad y autocomplaciencia. Cuanto mas orgulloso se siente un imperio de su herencia cultural mas reacio es a evolucionar, precisamente la clave de la supervivencia. Pero la innovación, en el sentido de progreso tecnológico y científico, podría tener un límite. Según algunos pensadores nuestra ciencia estaría ahora cerca de tocar techo. De ser cierto esto nuestro futuro sería la decadencia.

Los imperios galácticos son un mito mas de la literatura de ciencia ficción.
Un imperio galáctico sería inviable por la simple razón de que es imposible controlar un espacio en donde transmisión de un mensaje de un extremo a otro tarda miles de años. Los viajes espaciales están sometidos al mismo límite físico.
Una civilización que se extendiese por la galaxia se iría desmembrando con el paso del tiempo y cada porción evolucionaría de manera independiente.
A comienzos del siglo XX el padre de la astronautica rusa,Konstantin E. Tsiolkovsky,escribió:
¨La lúgubre visión que algunos científicos consideran el inevitable fin de todo ser vivo de la Tierra no debería creerse axiomática. Lo mas selecto de la raza humana nunca perecerá, con toda probabilidad emigrará de una estrella a otra en su expansión¨ .
Esta visión tan optimista del futuro es compartida por muchos escritores de ciencia-ficción y también por el publico en general. No cabe duda que los viajes espaciales fascinan a todos como fascinaron las historias sobre la conquista del oeste.
La era espacial comenzó de una manera brillante y espectacular pero, como sucede con los fuegos artificiales, su luz duró poco. La exploración espacial ha avanzado a una velocidad muchísimo mas lenta de lo que se preveía tras la llegada del primer hombre a la Luna. Basta recordar cuantas veces se ha pospuesto el tan anunciado viaje (tripulado) a Marte.

Muchos piensan que algún día la humanidad tendrá que abandonar este exhausto planeta y colonizar otros mundos. Si eso llega, desde luego será en un futuro muy lejano. Dadas las enormes dificultades que implicaría un éxodo, siempre resultará mas fácil y mas barato solucionar los problemas de la Tierra que embarcar a la humanidad en naves hacia no se sabe qué mundos.
El cosmos es en general un lugar muy inhóspito para la vida. Se ha dicho que el espacio no es un lugar para ser explorado por el hombre sino por las maquinas (robots).

Supongamos que no existen imperios galácticos pero ¿por qué no tenemos evidencias al menos de civilizaciones "sencillas" como la nuestra?
¿Por qué no captamos siquiera la fuga radioeléctrica que se produce de manera inevitable?
Los seres inteligentes tienen una curiosidad innata a saber, a descubrir. Civilizaciones encerradas en sí mismas sería algo muy raro, salvo que la vida inteligente en otros mundos sea muy diferente a la nuestra.

La respuesta nos lleva irremediablemente a la posición mas escéptica: muy posiblemente estamos solos.



¿Otras formas de vida? ¿Otros sistemas de comunicación?

Se han presentado muchas conjeturas para explicar el enigma del silencio cósmico. Tal vez las civilizaciones inteligentes son inestables y se terminan autodestruyendo (¿guerra atómica?
¿colapso ecológico? )
Si los mecanismos biológicos que han dado lugar a una inteligencia en otros mundos fueran diferentes a los nuestros tendríamos el problema de la incompatibilidad. Podría ser que otros seres inteligentes desarrollen un tipo de vida y unos pensamientos que nada tiene que ver con la nuestra.
Imaginemos una civilización marina. Dentro del agua no se pueden hacer muchas cosas que para nosotros son sencillas, como por ejemplo hacer fuego. Sin fuego no se pueden fundir metales y sin metales no se puede fabricar un aparato de radio.
Se ha especulado con la posibilidad de que la vida en otros mundos tenga, además de formas diferentes, una química también diferente.
Nuestra biología esta basada en elementos muy corrientes de la naturaleza, como son el agua, el carbono y el fósforo principalmente.
Estas tres sustancias tienen unas características excepcionales para la vida.
La molécula de agua (dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno) debería de ser un gas a temperaturas ambiente. Sin embargo, el agua forma polímeros, combinaciones de dos o tres moléculas débilmente unidas, para que sea en realidad un líquido a estas temperaturas. Como líquido, el agua forma la base de la sangre animal, de la sabia de los árboles, y del plasma celular. Pero cuando el agua se evapora, ya no forma polímeros. Esto permite que se disperse en la atmósfera para que no sofoque la vida al quedarse en la superficie de la Tierra en forma de un gas imposible de respirar. No hay otra sustancia con estas propiedades.
Además el agua es a la vez un disolvente universal. Disuelve los sólidos químicos necesarios para que éstos circulen en la sangre, en la sabia, y en las células vivas. Los demás líquidos que son capaces de disolver un número comparable de sustancias químicas, son altamente corrosivos y mortales para la vida.
Otra curiosidad interesante del agua es tiene una ventana de transferencia óptica que coincide con el pico de emisión del sol y este, a su vez, es el nivel de energía ideal para las reacciones químicas. El agua es 10e7 veces más opaco a la radiación ultravioleta e infrarroja que a la radiación en el espectro visible (lo que llamamos luz). Dado que el tejido vivo en general y los ojos en particular están compuestos mayormente por agua, la comunicación por la vista sería imposible si no fuera por el hecho que esta ventana única de la transmisión de la luz en el agua concuerda con la radiación del sol.
El carbono es el único elemento existente capaz de formar cadenas de una longitud casi ilimitada: una condición necesaria para el ADN y las proteínas.
El fósforo es otro elemento imprescindible para la vida. Las moléculas de fósforo tienen una gran capacidad para almacenar grandes cantidades de energía. Sin estos compuestos, no habría vida animal compleja ya que para la movilidad hace falta un método eficaz para el almacenamiento de energía. Y sólo el fósforo, de entre todos los elementos, tiene esta capacidad.
¿Hay alternativas a estos elementos?
Los elementos mas abundantes que se combinan con el hidrógeno son el carbono, oxígeno, nitrógeno y el flúor. Los compuestos líquidos son: metano, agua, amoniaco y floruro de hidrógeno.
El amoniaco, que en el ambiente terrestres es un gas, se hace líquido en ambientes fríos y a mayor presión. La conducta química del amoniaco se parece mucho a la del agua. Un planeta fío, es decir, muy alejado del sol, también recibiría poca luz. En un ambiente frío y oscuro la síntesis de proteínas sería extremadamente lenta o inexistente.
Otra sustancia abundante en planetas fríos es el metano. Sus propiedades químicas son diferentes al amoniaco y al agua. Las proteínas no se mezclan bien en él pero sí las sustancias grasas. Sabemos que existen moléculas grasas tan complejas como las proteínas. Tal vez podría desarrollarse una vida basada en el metano pero con una estructura muy básica.
En el lado opuesto, en planetas muy calientes, en donde el agua se sustituye por el sulfuro, la vida tendría dificultades para mantener estables a las proteínas. Los complejos de flúor-carbono, parecidos a los de hidrógeno-carbono, no serían suficientemente estables a la temperatura del sulfuro líquido. 
Un elemento parecido al carbono, también con cuatro enlaces, es el silicio. El silicio supone el 25% del peso de la corteza del planeta mientras que el carbono no llega al 1%. Se ha especulado con una vida basada en el silicio pero hay dos diferencias muy importantes a tener en cuenta: el dióxido de carbono en un gas a temperatura ambiente mientras que el dióxido de silicio es un material muy duro (cuarzo) y altamente insoluble. En segundo lugar el silicio no forma enlaces con el hidrógeno de fuerza intermedia, es decir, enlaces suficientemente firmes como para evitar que el ser vivo sea un ser gelatinoso pero no tan fuertes que haga falta utilizar un soplete para flexionar un músculo.
La vida compleja, es decir multicelular, y sobre todo la vida inteligente precisan gran consumo de energía y de unas estructuras macromoleculares estables. Por lo tanto el planeta debe tener unas condiciones ambientales parecidas al nuestro, con suficiente aporte de energía solar. No es posible concebir vida compleja en ambientes extremos, muy fríos o muy calientes o ambientes corrosivos o sometido a radiaciones muy energéticas, etc.
Con nuestros actuales conocimientos no podemos asegurar que nuestra vida sea la unica posible pero no se conocen otros elementos y compuestos que puedan sustituir igual de bien el papel que desempeñan los que sustentan nuestra biología.
Aunque parezca una posición antropocéntrica, nuestra estructura químico-biológica, es, muy posiblemente, la mejor. 


Otra explicación muy recurrente es la posibilidad de que ET utilice otro sistema de comunicación. 
Las especulaciones van desde una comunicación por luz laser ( el SETI óptico ) a comunicaciones con otras fuerzas o exóticas partículas.

La verdad es que el abanico de posibilidades es bastante limitado. Según nos enseña la física moderna todo lo que hay en este universo está regido por cuatro fuerzas fundamentales. Estas son: la fuerza débil, la fuerza fuerte, la fuerza electromagnética y la fuerza gravitatoria. Cada una tiene su propia partícula de intercambio y unas características particulares.
Nuestro sistema de comunicación a larga distancia está basado en el uso de los fotones, partícula de intercambio de la fuerza electromagnética. Así pues tanto las comunicaciones por radio como por luz pertenecen al dominio de la misma fuerza.
Las dos primeras fuerzas tienen partículas de intercambio muy pesadas, por lo tanto su radio de acción es muy pequeño. Sus influencias se reducen al interior del átomo. Solo las dos segundas poseen un alcance infinito.
La ventaja de la fuerza electromagnética es incuestionable sobre la gravitatoria:
la fuerza eléctrica entre dos electrones es 10e43 veces mas fuerte su mutua atracción gravitatoria. Por esa razón un electrón acelerado emitirá 10e43 veces mas energía electromagnética que gravitatoria.
Otros candidatos son los neutrinos o los fantasmagóricos taquiones...
En realidad no estamos seguros de nada, ni siquiera si la elección de la frecuencia de escucha de 1,42 Ghz es una buena elección o es una tontería. Cuando Giuseppi Cocconi y Philip Morrison escribieron su famoso articulo las microondas eran la tecnología punta, lo mas sofisticado en las telecomunicaciones. Hoy en día las microondas estan en todas partes, por ejemplo en los teléfonos móviles.
Ahora la tendencia SETI se dirige hacia las comunicaciones ópticas. Como sucedió en el pasado, la teoría va evolucionando conforme avanza la técnica pero el misterio sigue.


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